Si algo ha diferenciado últimamente a los amantes del buen gin-tonic es la imperiosa necesidad que estos tienen de una presentación acorde con el producto que están a punto de degustar. El disfrute de la ginebra debe ir acompañado de una tónica acorde con la calidad de la primera, así como una buena rodaja de fruta (pepino, naranja, lima…) y el hielo en su justa medida y, por supuesto, cantidad. Pero existe un factor diferenciador que consigue convertir un buen gintonic en un gin-tonic excelente. ¿Cuál es el secreto de los barman que lo consiguen? Sin duda, el uso de una excelente copa. El gin-tonic no es excelente si no lo es la copa en la que se presenta.
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