Soy hostelero, de toda la vida. Empecé como camarero con apenas 16 años y trabajé casi 10 años en el mismo restaurante. A los 26 años estudié mucho, con los mejores, me dejé casi todos los ahorros en cursos y material pero conseguí formarme tal y como pretendía y a los 28 años empecé a trabajar como pinche y luego como chef en grandes restaurantes por toda España. No me limité a Barcelona, mi ciudad natal, viajé a donde hizo falta e intenté destacar allí donde fuera pero no fue hasta los 43 años hasta que conseguí montar mi propio restaurante y, a día de hoy, tengo 7 establecimientos hosteleros en funcionamiento repartidos por toda nuestra geografía.
No me considero un experto, ni mucho menos, pero sí una persona que ha sabido formarse y que actualmente está capacitada para dar algunos consejos que luego, el que los recibe, puede tomar o no, obviamente, pero me he decidido a escribir este post porque estoy notando algo muy alarmante que viene por parte de jóvenes empresarios y de nuevas promesas de la cocina, algo que podría destruir sus carreras e incluso hacer disminuir el concepto que se tiene fuera de nuestras fronteras con respecto a nuestra gastronomía. Os hablo, sin lugar a dudas de la limpieza.
En estos largos años de trabajo he aprendido que la queja de un cliente puede no tener importancia pero cuando son varios los clientes que se quejan más vale que pongamos remedio o nos daremos de bruces contra el suelo. Lo mismo ocurre con la alabanzas, cuando es sólo un cliente el que alaba tu trabajo es mejor no hacerle caso pero cuando son muchos puede que signifique que estás haciendo algo bien.
Estos últimos años me han dado la enhorabuena por muchas cosas, al igual que recibido quejas claro está, pero sólo hay una que se repite constantemente en los siete restaurantes y es la pulcritud. Cuando un cliente entra en nuestro baño y ve limpieza, brillo y nota un olor agradable se va con una sensación muy positiva, mientras que recibir malos olores o ver manchas y descuido en el aseo provoca que ese cliente prefiera no regresar a tu establecimiento. Lo mismo ocurre en todo el local, tanto el salón, como la barra o la cocina, es importantísimo que todo esté limpio y últimamente estoy viendo a nuevos cocineros totalmente descuidados en ese sentido. Barman y camareros que pasan por alto detalles que luego el cliente ve y suelos sucios que intentan disimular con ambientador para el aire y una mochada de agua sucia.
Limpieza ante todo
Si no tenéis tiempo, si necesitáis ayuda, si os falta personal… contratad una empresa externa. Si trabajáis por el norte puedo recomendaros Sevinet del Vallés, una empresa de servicios integrales de limpieza que cuenta con un gran equipo profesional y una larga experiencia acumulada en la gestión de la limpieza de edificios y locales. Si por el contrario trabajáis por el sur, os recomiendo Gadeslimp que se encuentra en Cádiz y que lleva dando servicio a cientos de empresas desde 1995.
No paséis por alto este tema porque es alarmante la cantidad de locales a los que he entrado últimamente donde la limpieza brillaba por su ausencia y no he querido visitar sus cocinas por miedo a que me entraran ganas de llamas a un inspector de sanidad. Tened cuidado, esto además, puede traer graves consecuencias, tanto para vosotros como empresarios como para los clientes.