Hoy la restauración sigue siendo uno de los pilares fundamentales en cuanto al ocio se refiere. El sector de la restauración tiene muchas ramas, y las opciones en el mismo tocan tantas variantes como posibilidades de negocio existen. Pero lo cierto es que el negocio de la restauración no es algo estático, es un sector muy dinámico que depende mucho del momento, del lugar y de la capacidad de reinventarse.
Pocos son los lugares que perviven al paso del tiempo, pues encontrar la estabilidad de un restaurante es una tarea realmente compleja. Hay que cuidar no sólo del tipo de cocina que se lleva a cabo, sino del género con el que se realiza la comida, la manera que se presenta y la experiencia de la comida.
A pesar de todo, uno de los puntos que muchos restauradores todavía desconocen es la importancia de la imagen de marca. La imagen de marca es un elemento esencial en casi todos los sectores comerciales, pues es la única manera de diferenciarse y de hacer algo diferente por lo cual ser reconocido.
En el artículo de hoy vamos a hablar precisamente de cómo mejorar la imagen de marca de un restaurante. Este no es un tema sencillo, pues mantener a la misma clientela y realizar un cambio que atraiga otro tipo de clientela es algo difícil, aunque no imposible tal y cómo vamos a ver a continuación.
Acciones que llevar a cabo para mejorar la imagen de marca
Para empezar, hay que adaptarse a los tiempos. Un negocio ha de saber cuándo es el momento adecuado para cambiar ciertos elementos de su marca, sin renunciar a su esencia. El objetivo es darle una nueva atmósfera al local cuando este lleva unos cuantos años de cara al público. Para ello hay que renovar elementos como la cubertería o los uniformes.
Esto último es algo sencillo gracias a empresas como Textinity, una empresa dedicada a la realización de sudaderas, polos y camisetas personalizadas fabricadas con los mejores materiales y en una amplia gama de colores. Gracias a llevar un uniforme personalizado los clientes te diferenciarán de manera sencilla.
En segundo lugar, hay que transmitir sentimientos con la decoración. La personalidad de una marca se aprecia en su logo primero y en su decoración después; ambas han de ser capaces de comunicar y conseguir que el comensal se sienta identificado. Para lograrlo resulta imprescindible que el nombre comercial y el logotipo tengan una relación directa con todos y cada uno de los atributos que conforman el restaurante.
En tercer lugar, hay que saber venderse, y para ello hay que invertir en publicidad. Un restaurante le da vida a su imagen de marca cuando, a través del marketing, se promociona entre los clientes potenciales con carteles, folletos, anuncios y cualquier otro tipo de campaña que suponga una inversión económica. Aunque lo cierto es que la mejor publicidad es aquella que hacen los comensales cuando disfrutan de una experiencia tan agradable que se atreven a recomendarla, en lo que se conoce como la boca a boca: una técnica tan barata como eficaz.
En relación con el apartado anterior, crear un sitio web propio es imprescindible. Sirve para establecer una primera toma de contacto, pero también para forjar lazos de unión con los comensales más asiduos mediante distintas promociones. También es importante tener presencia en las redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram. Se trata de conseguir una relación directa con el internauta, pues muchos expertos aseguran que la experiencia digital puede ser tanto o más importante que la visita física al establecimiento.
En cuarto lugar, hay que apostar por una relación cercana con el cliente. Desde el anfitrión hasta el último camarero, pasando por los cocineros o el propio dueño han de contribuir a generar un buen ambiente en el que el cliente se sienta a gusto y desee volver tan pronto como le sea posible. Este ha de sentir que recibe el mejor servicio por parte del personal en toda su estancia.
Por último, hay que analizar a los competidores. Independientemente de la actividad que desarrolle una empresa, esta ha de saber cuál es su posicionamiento en el mercado respecto a su competencia más directa, con el objetivo de corregir errores y potenciar aquellos aspectos que marcan la diferencia y lo convierten en un negocio único. Para un restaurante es de vital importancia el desempeño de dos principios: el de mejora y el de aprendizaje.