Son muchos los estudios que dicen que la implicación de las personas mayores en su proceso de alimentación mejora su estado nutricional. Cuando los mayores viven en una residencia, esto no siempre es posible, pero al menos, se les debe integrar en la toma de decisiones. Por eso, cuando decidimos llevar a mi madre a una residencia, lo que más me preocupaba era cómo se iba a alimentar, que menús tenían y cómo eran las dietas.
Por este motivo decidimos ir a Sanvital, una residencia para personas mayores que cumplió con mis expectativas. Es más, cuentan con cocina propia para ofrecer la mejor calidad. Allí se elaboran dietas y menús personalizados. Incluso cuentan con servicio de organización de eventos, comidas familiares y cumpleaños. Recuerdo que hace unos meses fue el cumpleaños de uno de mis hijos. Y claro, mi madre no podría salir de la residencia, así que decidimos celebrarlo allí con un catering. La cara de felicidad de la abuela lo decía todo.
Así, la alimentación diaria de la residencia consta de menús y dietas variadas y equilibradas, controladas por el equipo médico, adecuadas a las necesidades y gustos de cada uno. Por ejemplo, mi madre es hipertensa, por lo tanto toda su comida es baja en sal. También si existen casos de alergia, ahora cada vez hay más personas así, son aspectos que se tienen muy en cuenta.
Un ejemplo de menú
Lo mejor es que os cuente lo que ha ido comiendo durante la semana. El lunes tuvieron de desayuno: leche, café, infusión, yogur o zumo con galletas, bollería, fruta o pan. Para comer pueden elegir entre: Ensalada de legumbres y cerdo asado con patatas fritas o sopa de pasta y pescado en salsa verde con verdura. De merienda una pieza de fruta. Y para cenar, también dos opciones: Judías verdes y Pescado al horno con patatas al vapor o Sopa Juliana y empanada de jamón York con atún. Y así todos los días. Con menús muy variados y controlados, y basados sobre todo en la beneficiosa dieta mediterránea.
Comidas adaptadas
En este caso, es un ejemplo de menú de verano, ya que en invierno lo cambian. Ya que en esa época se tira más de comidas de cuchara que se suele decir. En la residencia tienen todo controlado, por eso en cada menú se señalan las calorías que contiene la alimentación de ese día. Por supuesto que la paella no falta los domingos e incluso en algunas ocasiones hay hasta cocido. También se mira con ojo si la persona tiene ideas religiosas y no puede ingerir algún producto. La verdad es que es como comer en casa, pero con un grupo muy profesional desde los fogones.
En el caso de las personas mayores institucionalizadas, además de los criterios básicos de alimentación saludable, los profesionales sanitarios deben conocer los requerimientos nutricionales y alimentarios de los residentes y saber cuáles son los factores que los influyen, para evitar la desnutrición, un mal que suele afectar mucho.
Con este artículo me gustaría eliminar esa leyenda urbana que dice que en una residencia de personas mayores se da mala comida. Todo lo contrario, es como comer en una restaurante con un par de estrellas Michelín. En estos lugares te ofrecen una forma sana y equilibrada de comer. La tranquilidad que me da saber que mi madre está en buenas manos, no me la paga nadie.