Somos cuatro hermanos (tres varones y una hembra) y hace unos meses recurrimos por primera vez a los servicios de la empresa de limpieza Eurobrill, tras haber comprado un faro que nos enamoró a primera vista. Estábamos de vacaciones por la costa catalana cuando paseando por la playa vislumbramos a lo lejos un faro majestuoso que parecía abandonado y que miraba con nostalgia al mar Mediterráneo… Aquella fue por lo menos la sensación que nos trasmitió entonces aquel peculiar edificio. Nos acercamos… Parecía verdaderamente como si estuviese esperando a que alguien lo rescatase… El viento silbaba y al infiltrarse por los intersticios y ventanas rotas del faro imitaba la triste melodía de una melopea. ¡Fue sobrecogedor! Ciertas cosas no se pueden explicar. Son así… ¡y ya está! En un cartel ponía: “se vende”, seguido de un número de teléfono.
Lo apuntamos. ¡Por visitar el faro no perdíamos nada! Llamamos al teléfono indicado en cuanto llegamos a la posada que nos albergaba y fijamos hora para visitarlo al día siguiente. Aquella noche tuve pesadillas como nunca, el mar atormentado azotaba con furia el faro, mientras yo, desde el acantilado, vestida de blanco y de largo con los ojos llenos de lágrimas gritaba apurada palabras en un idioma desconocido…
¿Existen las casualidades?
Me desperté empapada de sudor y confusa. Cuando les conté a mis hermanos mi extraño sueño éstos me miraron con los ojos como platos y añadieron que todo esto no podía ser una coincidencia puesto que también ellos habían tenido una pesadilla similar, salvo que en este caso los que miraban hacia el mar gritando eran ellos tres y no yo… Eso era un signo del destino o del subconsciente. ¿Acaso existían las casualidades? ¡Esta señal aguardaba un secreto seguro!, un enigma que nosotros teníamos que encontrar, que solucionar. Faltaban cuatro horas todavía para la hora de la visita. Aprovechamos ese tiempo libre para ir hasta la biblioteca e investigar un poco sobre la región e historia del faro que tanto impacto nos había causado. Lo que descubrimos nos heló la sangre, pero a la vez nos emocionó. Contaba la leyenda que siglos atrás en este mismo acantilado en el que se hallaba ahora el faro destartalado, se encontraba un pequeño asentamiento celta cuyos habitantes fueron aniquilados por unos piratas enemigos durante una fría y tormentosa noche de invierno. Esa noche fue terrible, masacraron a todos los habitantes salvo a una pobre mujer que consiguió escaparse y salvar la vida escondiéndose.
Esa mujer se llamaba Elvia (lo cual significa proveniente de lo alto de las montañas) y tenía tres hermanos cuyos nombres eran: Brian (el fuerte), Iñigo (la pendiente de la colina) y Melvin (el jefe). A partir de aquel horrendo suceso, dicen que el llanto de Elvia llamando a sus hermanos desconsoladamente se escuchaba sin cesar durante las gélidas noches de gran ventisca invernales. Debo especificar que mi hermano mayor se llama Melvin, el del medio Brian, el más pequeño Iñigo y yo… ¡Elvia! Nuestros padres siempre se sintieron atraídos por la cultura celta, sus usos y costumbres y por ello optaron por ponernos nombres de origen celta. Lo dicho… ¡Esto no podía ser una casualidad! Este faro, lugar llevaba siglos esperándonos…
Un servicio de alta calidad, rentabilidad y profesionalidad
Recuerdo que cuando llegó el agente inmobiliario apenas le saludamos tan grande era nuestra ansia por visitar el faro. La verdad es que se encontraba en pésimo estado. La maleza, los cardos, el moho y la humedad se habían apoderado de él y lo habían invadido completamente, pero nos dio igual. Firmamos. Nos vino enseguida la idea que quizá se podría abrir luego en el faro un museo, pues dos de mis hermanos eran historiadores, el más pequeño pintor y yo escritora. Pero lo primero era desatascar y limpiar lo más gordo para poder seguidamente empezar las obras. Fue entonces cuando nos hablaron de Eurobrill, una empresa que llevaba 25 años ofreciendo sus servicios de limpieza profesional en Barcelona y resto de provincias de Cataluña, siempre bajo la premisa de ofrecer un servicio de alta calidad, rentabilidad y profesionalidad. Contaban con grúa propia para trabajos de altura, furgoneta especial adaptada para el traslado de la maquinaria.
Proponían asimismo un servicio de limpieza y mantenimiento general así como particular. También se encargaban del tratamiento y limpieza del pavimento y de la custodia de las llaves. ¡Vaya que eran los profesionales idóneos para ocuparse de nuestro faro! Les contratamos… Desde esta asombrosa historia han pasado varios meses. Todavía estamos de limpieza y de obra, pero día tras día nuestro proyecto va tomando forma. Algunos pretenden que desde que compramos el faro, ya no se escuchan durante las noches de ventisca los llantos de Elvia…