Hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que ofrecer algo original al cliente puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. No tenía más de 15 o 16 años cuando, estando de vacaciones de verano en Alicante con mi familia, fuimos como típicos turistas a visitar “Las Fuentes del Algar”, un circuito de 1,5 kilómetros a lo largo del río Algar en el que puedes bañarte y pasar el día rodeado de naturaleza y de unas vistas preciosas. Estando allí comimos en un restaurante que tenía un patio enorme con una piscina en el centro en la que los comensales podían bañarse y pasar horas sólo por comer allí. Me encantó la idea.
Actualmente hay muchos hoteles que ofrecen, en verano, menús diarios y de fin de semana en los que se incluye la posibilidad de usar la piscina hasta cierta hora, pero en ese momento fue una de las primeras veces que veía que un restaurante tenía una piscina para uso y disfrute de sus clientes y nunca, jamás, he abandonado la idea de poder hacer algo parecido.
Ahora, más de 25 años después, tengo la oportunidad de llevar a cabo aquella idea y, de hecho, creo que va a ser todo un exitazo. He comprado un viejo restaurante de campo que se encuentra en unos terrenos cercanos a Dénia que, obviamente, está para tirar abajo y volverlo a levantar, pero estoy segura de que recuperaré lo invertido. Mi intención es levantar un restaurante rural con una buena piscina en la parte trasera para que cualquier cliente que venga al restaurante entre mayo y septiembre pueda refrescarse un poco en sus aguas. He contactado con una empresa de construcción de piscinas y ya me han hecho un buen presupuesto que voy a aceptar en breve. La idea es que pueda servir tanto como restaurante familiar donde puedan acudir grupos grandes a comer y relajarse un poco mientras los niños, y ellos mismos, juegan en la piscina hasta las seis o las siete de la tarde, y, al mismo tiempo, quiero que sirva como un salón-jardín para organizar eventos, tanto a nivel de bodas, bautizos y comuniones, como incluso despedidas de soltero/a nocturnas. De hecho, he contactado ya con la empresa hotdespedidas.com para exponerles la idea y conseguir crear una especie de contrato apalabrado en el que nos beneficiemos todos.
Lo que pretendo es ofrecer el restaurante para eventos cualquier noche del año y, a medio día promoverlo como restaurante familiar que aporta un extra a sus clientes: la piscina. No me digáis que no es buena idea porque a mí me parece maravillosa. En los menús incluiré un par de entrantes, una buena ensalada y un principal tipo paella, pasta, carne o pescado, con un postre y una bebida incluida por unos 25 euros para los adultos y 15 para los niños con opción a beneficiarse de la piscina en verano. En invierno es posible que baje los precios unos 5 euros por menú ya que tendrán un hándicap, pero tampoco los puedo bajar mucho más porque pretendo servir platos de calidad donde se note la riqueza de sabores de la cuenca mediterránea.
Soy consciente de que no será un camino fácil pero creo que puede salir realmente bien. Supongo que en unos meses podré deciros que hemos inaugurado y, un poco después, si la acogida ha sido buena o no. Pretendo abrir para junio como tarde así que espero que la piscina, para entonces, esté a rebosar de clientes.