Cómo la decoración puede ayudar a los restaurantes pequeños

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“Galicia Calidade” son un par de palabras que se han extendido como la pólvora, han ganado fuerza con el tiempo, y lo han hecho por la merecida calidad de los productos gallegos, y por la belleza de sus paisajes.

Y es que es cierto eso de que los gallegos llevamos la morriña por dentro y sabemos cómo expresarla por fuera, así que si no encontramos un trocito de Galicia allí donde estemos, no tardamos mucho en inventarla.

Eso es un poco lo que me pasó a mí que después de llevar varios años en Madrid, esa morriña se hizo cada vez más grande hasta que decidí montar un pequeño restaurante gallego no muy lejos del centro de la ciudad.

Había otros restaurantes gallegos, pero al mío quería darle un toque muy especial. Sabía que las claves de un buen restaurante no están tanto en tener el local más grande ni en abrir a todas horas, si no la comida de mejor calidad, una decoración muy cuidada, y una buena estrategia de comunicación.

Mi plan de negocio era un tanto diferente al del resto de los restaurantes ya que tenía pensado abrirlo solo una semana al mes, y ofrecer comidas exclusivas y platos tradicionales que se reservarían por Internet.

Como amante de las nuevas tecnologías no podía faltar un exhaustivo estudio y trabajo de Marketing en las Redes Sociales, así que mi idea era hacerme embajadora de mi tierra en lo más profundo de la capital.

Ideas para decorar un Restaurante pequeño

Sabía que era importante encontrar el lugar perfecto, no necesariamente lo buscaba reformado, de hecho, me apetecía invertir en la reforma si encontraba una ganga.

Puede parecer mentira en los tiempos que corren, pero después de una larga búsqueda encontré el lugar perfecto.

Una pequeña casita con un toque muy rústico en una zona no muy lejos del centro, sabía que la ubicación era importante en un negocio como el mío, pero como quería darle mucha fuerza al Marketing Digital no me pareció una razón para no coger ese sitio.

Ahora bien, había muchísimo trabajo por delante. Suelen decir que no se debe “empezar la casa por el tejado”, bueno, en mi caso fue un poco al revés.

Había que rehabilitar todo el tejado porque era un poco peligroso dejarlo como estaba, así que como a mí me funciona mucho el boca a boca pregunté a un par de amigos por si me podían recomendar alguna empresa.

La mayoría nunca habían tenido que rehabilitar ningún tejado, hasta que le pregunté a un conocido que se dedica a la decoración de interiores que no dudó un segundo en recomendarme a Cubiertas Estévez, unos especialistas en construcción, rehabilitación y reforma de cubiertas en Madrid.

No hay nada como contar con buenos profesionales para arreglarte un tejado, y del tejado al cielo. En pocos meses con un par de buenos consejos de decoración para sacar el máximo partido a un espacio pequeño tenía el restaurante perfecto.

Entre otras cosas, dediqué especial atención a crear un entorno agradable, utilizando materiales nobles, me centré en incorporar madera y pintar todas las paredes de blanco. Tiré algunas paredes y convertí el comedor en un amplio espacio muy diáfano y luminoso.

Por otra parte, desarrollé toda la idea de decoración a partir de la temática de la cocina gallega, añadiendo elementos rústicos tanto en las mesas como en traer algunos tapices tradicionales y manteles, hasta puse un pequeño hórreo en la entrada a modo de bienvenida.

Arreglé las ventanas y jugué con las diferentes posibilidades de iluminación, añadiendo antiguos candelabros restaurados y amueblando con muebles funcionales, que elegí cuidadosamente para restaurarlos e integrarlos en la decoración rústica del restaurante.

La presentación de las mesas también era muy cuidada, y colgué cuadros de uno de los pintores más vanguardistas de las Rías Bajas, cuadros de la Ría de Vigo, de Percebeiras y de mágicas puestas de sol.

Es cierto, que apenas había modelos de negocio como el mío en hostelería y que me estaba arriesgando, pero quién no se arriesga cuando emprende.

Quería integrar lo moderno con lo rústico y tradicional, pero no solo en la decoración sino en el concepto de restaurante, en la forma de organizar el calendario y de promoverlo.

Mi idea era sacar partido de todo lo aprendido como profesional de Marketing Digital al servicio de un pequeño espacio que durante una semana se convertiría en un pequeño rincón gallego en la ciudad.

Quería demostrar que se puede uno dedicar a la hostelería y tener tiempo libre, si se saben utilizar las herramientas adecuadas y, aunque los inicios siempre tienen mucho trabajo, fue cuestión de un par de meses para comprobar que mi idea era todo un éxito.

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