Después del verano ya es toda una vorágine de acontecimientos por lo que no está demás pensar ya en la cena de navidad pues es uno de los mayores quebraderos de cabeza. Se trata de una de las citas más importantes del año, por lo que siempre buscamos que sea perfecta y cuidar al detalle todos los elementos, no solamente la cocina, sino otros elementos que van desde la cuchillería hasta las cristalerías de Bohemia, pasando por el mantel y el resto de la decoración.
Normalmente este tipo de reuniones, de carácter familiar o con los amigos, acostumbran a convocar a un gran número de personas, por lo que es conveniente cerrar la cifra de invitados para poder organizar tanto las listas de la compra para esos días como también algo básico como el lugar de celebración. Lo normal es que uno en su casa no tenga más que una mesa y sus cuatro o seis sillas, por lo que si nos juntamos más debemos organizarnos para encontrar la forma de hacer sitio para todos. Lo más socorrido es pedir a algún vecino o hacer acopio de otras sillas de la casa, como la del escritorio o las propias de la mesa de la cocina.
Como decimos, una vez cerrado el número de asistentes nos resultará más fácil organizarnos para preparar una cena perfecta. Podemos avisar a los invitados ya a finales del mes de noviembre o a principios de diciembre para que vayan confirmando si pueden o no venir.
Si conseguimos saber la cifra con bastante antelación, podemos incluso ahorrarnos un dinerito a la hora de la compra de la comida. En lugar de esperar a las fechas navideñas, que son siempre más caras y con diferencia, podemos acudir al mercado y comprar productos frescos para después congelarlos y sacarlos para esa noche en perfecto estado de conservación. Se trata de un truco que además nos evita que alguno de los ingredientes que necesitamos no esté disponible por haber esperado al último momento para hacer la compra.
Además, si ya conocemos quiénes serán nuestros invitados, podemos tener una deferencia con ellos y preguntar cuáles son sus preferencias en cuanto a comida y si tienen algún tipo de alergia a algún ingrediente o alimento en concreto. Por ejemplo, podríamos hacernos con magdalenas sin gluten o evitar el huevo en nuestros platos si sabemos que a algún comensal no le sienta bien.
El presupuesto es también muy importante, por lo que la lista de la compra puede ir acorde con el dinero con el que contemos. Lo normal, para una cena especial como la que se celebra por Navidad, es configurar un menú que contenga aperitivos, un primer y un segundo plato, y postres con dulces de la temporada. Un ejemplo podría ser una mesa formada con variados canapés, productos ibéricos y mariscos, una sopa de primero y carne o pescado de segundo, con una tarta de postre más los dulces de Navidad como pueden ser los turrones, mazapanes o polvorones, entre otros.
Por otro lado, la bebida que elijamos tiene que ir en consonancia con el menú que vayamos a preparar. Es decir, en función de qué plato vayamos a probar, debemos cambiar el tipo de vino con el que maridemos. Asimismo, no debemos olvidar tampoco los refrescos y los zumos para los más jóvenes, el champán para el brindis, el agua para los abstemios y la leche y licores para el momento del café.
En el peor de los casos, si nos resulta muy complicado preparar la comida para un amplio grupo de personas, podemos, si nuestro presupuesto nos lo permite, recurrir a un servicio de catering, que en muchos casos se ocupa también de la decoración y de aportarnos los servicios necesarios y las sillas para nuestros invitados.
Para no acabar saturados de trabajo durante esa misma noche, una buena opción es que vayamos preparando la mesa con la decoración, disponible en cualquier tienda de disfraces o de cosas del hogar, al menos durante los días anteriores, así no tendremos que compaginarlo todo el último día. La música para ambientar la reunión también podemos dejarla ya escogida con antelación.
Así, ya tenemos las pautas para organizar con éxito una estupenda cena de Navidad, ya solo nos queda ir afinando las cuerdas vocales para cantar villancicos con nuestros invitados.