Alimentación en la tercera edad

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Durante el envejecimiento de nuestro organismo muchos cambios se producen en él que hacen que tengamos que tener una atención especial sobre nuestra alimentación, desde problemas bucales, donde posibles dentaduras postizas puedan hacer que la ingesta de algunos alimentos sea más dificultosa de lo normal, hasta problemas de colesterol, pérdida muscular, densidad ósea o la hipertensión afectan de manera más directa a nuestros mayores. Para ello tener una vigilancia permanente sobre sus comidas, pisos tutelados o centros de día, puede ser la opción ideal para saber que nuestros mayores tienen la alimentación que se merecen.

Pasados los 65 años se considera que las personas entran en la llamada tercera edad. Como tal se refiere al proceso natural de envejecimiento, en el que nuestro cuerpo y nuestro organismo comienza a sufrir una serie de cambios que deberán ser tenidos en cuenta para hacer de nuestra vejez una etapa saludable y feliz.

En la tercera edad es evidente que nuestro ritmo de vida desciende y que nos volvemos más sedentarios, al tiempo que nuestro organismo se ralentiza. Por ello es aconsejable reducir el aporte calórico diario a partir de cierta edad. Lo recomendable es 2400 kcal. para varones de más de 60 años de edad y 2000 kcal para mujeres, con una reducción de esta cantidad por cada década.

Por ello se recomienda no abusar de los fritos, además perjudiciales para el colesterol, la bollería industrial o los platos muy pesados.

En cuanto a grasas, no deberán ser nunca eliminadas por completo de la dieta, pero será mejor optar por monosaturadas, presentes por ejemplo en el aceite de oliva.

Los lácteos serán un elemento clave también en la alimentación de los más mayores, dado el aporte extra de calcio que necesitan. Pero nuestro consejo es ingerir siempre desnatados o bajos en calorías para al mismo tiempo combatir el exceso calórico en el cuerpo.

En cuanto a las proteinas, será imprescindible ingerir tanto animales como vegetales, a través de frutos secos o legumbres. En cuanto a las primeras, serán más saludables las carnes blancas propias de las aves como el pavo que las rojas, mucho más grasas.

La rutina, la inactividad o la soledad que se dan en muchos casos durante la vejez puede hacer que muchos de nuestros mayores descuiden su alimentación por el mero hecho de no tener ganas de cocinar o fuerzas para acudir cada día o semana al mercado. Es por ello que desde centros especializados en geriatría cuentan con las opciones de centros de día, donde nuestros familiares puedan degustar de una cocina pensada en exclusiva para ella, ejemplo de ello algunas residencias de Barcelona. Otra opción muy aconsejable si no quieren desplazarse o se encuentran más cómodos en casa es contar con la ayuda de personal cualificado encargado de tareas como hacer la compra y la comida, a través del servicio de pisos asistidos en Barcelona.

Ellos tendrán en cuenta estas y muchas otras consideraciones imprescindibles en la alimentación de personas mayores. Los cereales deberán ser siempre incluidos en la dieta, de manera diaria al igual que no deberá ser dejado en consideración la importancia de mantenerse hidratado, no solo en verano. Beber 2 litros de agua al día es lo recomendable por los médicos.

Y sobre todo seguir comiendo de todo y disfrutando de comidas en compañía que mantengan viva la actividad y la sociabilidad de nuestros mayores.

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